Prevaricación, palabra
que no es mal sonante; pero que encierra una gran perversidad, como
la actuación de mala fe o el uso de la fuerza para imponer su
voluntad ante el más débil amparándose en una mayoría absoluta
salida de las urnas o imponiendo la fuerza bruta.
¿Podemos considerar que
las leyes y reformas aprobadas por un gobierno en mayoría y
autoritario que perjudican a un gran número de ciudadanos es
prevaricación? Al menos en un sentido metafórico, puedo decir que sí.
- La reforma laboral que ha eliminado de un plumazo los derechos que los trabajadores consiguieron a base de lucha de negociación. Reforma que se ha llevado a cabo de forma unilateral, rompiendo acuerdos firmados por varios interlocutores, dando la total autoridad a empresarios, caciques, terratenientes, etc... para controlar precariamente; menos salarios y más horas.
- También podríamos llamar prevaricación al intento de privatización de la sanidad y educación pública, cuando quien las va a gestionar son elegidos por los propios gobernantes.
- La ley mordaza creada para impedir la libre manifestación de los ciudadanos y ciudadanas ante la impunidad de los políticos y grandes empresas y corporaciones.
- No quiero olvidarme de una de las leyes más arbitrarias que se han aprobado y que beneficia a las empresas dedicadas a la telefonía móvil como la de poder expropiar propiedades privadas y comunitarias para la instalación de antenas.
- Termino la ausencia de una ley real y justa, recordando a todas aquellas personas que han muerto a manos de sus respectivas parejas, consecuencia de una educación patriarcal donde las mujeres carecen de valor y estar sujetas al autoritarismo machista.
El abuso de poder o
prevaricación no se debe de escudar en la explicación de que lo que se
hace es por el bien común. Después de tantos años de recortes,
precariedad y corrupción, nos damos cuenta que esa explicación o
justificación es mentira. Hay más desigualdad y miseria; quedando
el bien común reducido al bien para unos pocos.