¿El azúcar mata? Mata la desigualdad

Crear un impuesto que grava las bebidas azucaradas no es la mejor solución para luchar contra la obesidad. Este impuesto lo único que hace es encarecer dichos productos, los cuales seguirán siendo asequibles para las personas con menos recursos y engordando las arcas estatales y la de los fabricantes. ¿Dónde queda la bollería industrial y aquellos otros alimentos que por su composición perjudícan la salud de quienes carecen de recursos economicos suficientes para alimentarse de una forma más sana y equilibrada? Estas medidas no ayudan a disminuir la obesidad, sino que posiblemente se incremente y que la salud general de aquellos ciudadanos con ínfimos recursos empeoren.

La obesidad, al igual que la  hambruna, depende de los recursos de los que se dispongan. Eliminar las desigualdades en entre unos y otros es la mejor medida que se puede tomar para luchar contra la obesidad y el ayuno obligado.

La OMS debería de dirigir sus mensajes hacia los gobiernos y no solo hacia los ciudadanos. Mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, depende de la politicas sociales que los gobiernos lleven a cabo y no del poder adquisitivo que se posea.